10 Con el consentimiento del rey y con los poderes en su mano,
pronto cambió las costumbres de sus compatriotas conforme al estilo
griego.
11 Suprimiendo los privilegios que los reyes habían concedido a los
judíos por medio de Juan, padre de Eupólemo, el que fue enviado en
embajada a los romanos para un tratado de amistad y alianza, y abrogando
las instituciones legales, introdujo costumbres nuevas, contrarias a la Ley.
12 Así pues, fundó a su gusto un gimnasio bajo la misma acrópolis e
indujo a lo mejor de la juventud a educarse bajo el petaso.
13 Era tal el auge del helenismo y el progreso de la moda extranjera a
causa de la extrema perversidad de aquel Jasón, que tenía más de impío que
de sumo sacerdote,
14 que ya los sacerdotes no sentían celo por el servicio del altar, sino
que despreciaban el Templo; descuidando los sacrificios, en cuanto se daba
la señal con el gong se apresuraban a tomar parte en los ejercicios
de la
palestra contrarios a la ley;
15 sin apreciar en nada la honra patria, tenían por mejores las glorias
helénicas.
16 Por esto mismo, una difícil situación les puso en aprieto, y
tuvieron como enemigos y verdugos a los mismos cuya conducta emulaban
y a quienes querían parecerse en todo.
17 Pues no resulta fácil violar las leyes divinas; así lo mostrará
el
tiempo venidero.
18 Cuando se celebraron en Tiro los juegos cuadrienales, en presencia
del rey,
19 el impuro Jasón envió embajadores, como Antioquenos de
Jerusalén, que llevaban consigo trescientas dracmas de plata
para el
sacrificio de Hércules. Pero los portadores prefirieron, dado
que no
convenía, no emplearlas en el sacrificio, sino en otros gastos.
20 Y así, el dinero que estaba destinado por voluntad del que lo
enviaba, al sacrificio de Hércules, se empleó por deseo de los portadores, en
la construcción de las trirremes.
21 Apolonio, hijo de Menesteo, fue enviado a Egipto para la boda del
rey Filométor. Cuando supo Antíoco que aquél se había convertido en su
adversario político se preocupó de su propia seguridad; por eso,
pasando
por Joppe, se presentó en Jerusalén.
22 Fue magníficamente recibido por Jasón y por la ciudad, e hizo su
entrada entre antorchas y aclamaciones. Después de esto llevó sus tropas
hasta Fenicia.
23 Tres años después, Jasón envió a Menelao, hermano del ya
mencionado Simón, para llevar el dinero al rey y gestionar la negociación
de asuntos urgentes.
24 Menelao se hizo presentar al rey, a quien impresionó con su aire
majestuoso, y logró ser investido del sumo sacerdocio,
ofreciendo
trescientos talentos de plata más que Jasón.
25 Provisto del mandato real, se volvió sin poseer nada digno del
sumo sacerdocio, sino más bien el furor de un cruel tirano y la furia de una
bestia salvaje.
26 Jasón, por su parte, suplantador de su propio hermano y él mismo
suplantado por otro, se vio forzado a huir al país de Ammán.
27 Menelao detentaba ciertamente el poder, pero nada pagaba del
dinero prometido al rey,